Febrero en el Año Internacional del Suelo
Los suelos favorecen la vida urbana
La mayor parte de nuestra vida la pasamos dentro de una casa. El soporte de la mayoría de las viviendas es el suelo y también lo que nos protege, pues las paredes y techo de la casa con regularidad son levantados con ladrillos, cuya materia prima fueron suelos arcillosos.
También en las casas, los suelos están presentes como soporte y alimento de las plantas que reflejan un nivel cultural de quien habita en ellas. Plantas ornamentales o medicinales crecen en el jardín o en macetas y son cuidadas regularmente por mujeres.
En la ciudad, los mejores espacios de recreación son los parques públicos, que son lugares donde están presentes los suelos y los servicios de los ecosistemas. Son sitios donde conviven las plantas y hongos que crecen sobre el suelo y albergan animales diversos como las aves, mariposas y ardillas.
Además, cuando el suelo no está compactado, nos proveen de agua que al pasar por el sustrato ayuda a regular su calidad, absorbe la lluvia y evita inundaciones aguas abajo (que es el desastre más común en las ciudades y la manera en que muchas familias pierden su patrimonio).
También estos parques son áreas de confort para los seres humanos, al tener regulada -en las latitudes donde Jalisco se encuentra- la temperatura y humedad.
Habría que agregar, por último, que también son espacios emblemáticos, donde se fortalecen vínculos familiares.
Por todo ello, estos espacios verdes ayudan a la salud física y mental de las personas que habitan la ciudad.
De manera reciente también comienzan a establecerse en las grandes ciudades -desde Nueva York a Buenos Aires-, espacios para desarrollar de manera comunitaria sobre el suelo, huertos para producir algún tipo de alimentos y fortalecer un capital social y humano en las zonas metropolitanas.
EL SUELO PROCEDENTE DE ESPUMA VOLCÁNICA–JAL- OTORGA IDENTIDAD A LA CAPITAL DE JALISCO
La zona metropolitana de Guadalajara en su parte poniente, esta sobre la llamada Formación Jalisco, que es un suelo que ha evolucionado desde que el valle se formó hace varios miles de años.
Estos suelos de valle, son particulares, pues no se formaron con la acción de un río sino con depósitos volcánicos de ceniza y pómez de diversos tamaños que “llovieron del cielo” con las erupciones de lo que hoy conocemos como Bosque La Primavera y transformaron la topografía en un valle sedimentario volcánico.
Son suelos claros por la abundancia de pómez compuesto con altos contenidos de bióxido de sílice.
En la superficie hay un color más obscuro por la acumulación de materia orgánica y porque ahí habitan una diversidad de seres vivos.
Texto y Fotografías: Arturo Curiel
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Más información en: https://www.soils.org/discover-soils/soils-in-the-city
